El Castillo de Alcalá


En los últimos años, la preocupación por el estado de conservación del Castillo se ha dejado sentir por oleadas. Se han puesto en marcha planes de restauración y rehabilitación de las distintas áreas del recinto que constituye el principal baluarte del patrimonio histórico de Alcalá. La administración local responde a quienes reclaman mejoras en el Castillo con actuaciones que han hecho olvidar otros tiempos de absoluta dejadez y abandono. Pero resulta curioso que una de las noticias más recurrentes sobre el Castillo haga referencia a la solicitud del Ayuntamiento para que se ceda la titularidad del mismo al municipio, que actualmente ostenta el Ayuntamiento de Sevilla. Si interpretamos la noticia en sentido figurado, la petición se asemejaría a la reivindicación de una identidad alcalareña perdida que no nos quieren devolver. Alcalá ha cambiado mucho en las últimas décadas, nunca más recuperará su fisionomía de pueblo de hace un siglo. Los alcalareños que llegaron de fuera sintieron de manera distinta su pertenencia a la localidad, y así la identidad fue mutando en cada generación hasta llegar al momento actual en el que un nuevo desarrollo de ciudad impulsa nuevas perspectivas. La identidad de Alcalá no necesita aferrarse a ningún sentimiento originario sobre el ser de este pueblo, sino adaptarse a los cambios sin perder todas los cosas buenas que sus habitantes han cultivado desde años atrás.